Los supervisores

sábado, 27 de octubre de 2012

Recambio estacional

Finalmente el de arriba se puso la musculosa y declaró que llegara el verano a la CABA. Así que este fue un sábado de orden y progreso departamental: puse una red en la ventana para que Barrel no se escape (o para jugar un fulbito, nunca se sabe); guardé la ropa de invierno y saqué la de verano (que es mucha más; ese bolso parecía el cuento de la buena pipa); limpié hasta la última lagaña de los recovecos de mi casa y di por inaugurada la temporada de tereré 2012 en Capital (de agua como manda el Rey). 
Oficialmente, empieza la época del año en la que yo, misionera hecha y derecha, criada en patas y en cuanta piel pueda mostrarse, la paso mejor. Ahora sí que limpiar el baño y lavar los platos pasa a ser un placer y no un suplicio: en verano, al misionero, le da gusto mojarse, sea cual sea la excusa; y la comida también pasa a segundo plano; ¿quién puede tener hambre cuando hacen 40 ºC a la sombra?
Bienvenido el calorcito; ya me reiré de la gente pegada a la baldosa por su poca tolerancia a las altas temperaturas, chorreados como si fueran velas de mala calidad, mientras yo, contenta con mi termostato ajustado, ando como pez en el agua, o como beduino en el desierto, lo que más les guste.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Sorpresita

Ayer encontré una llamada perdida de un número desconocido. Como buen elemento paranoide de la sociedad, asumí que se debía a una venta de seguro de todo riesgo, una propuesta de cambio de plan de "perrosmal" o algunas de esas delicias por las cuales enajenan y explotan a tantos miles de jovencitos sin experiencia laboral llamados telemarketers.
Pero, mi curiosidad pudo más y llamé. Y cual fue mi sorpresa al descubrir que era de un boliche de la ciudad de Rosario (!) al que fui una vez hace siglos, contándome que habían hecho un sorteo y que soy beneficiaria una cena con todo incluido para 4 personas. Genial, pero, ¿no me podría ganar algo un toque más cerca? Digo, con lo que me gasto en pasaje, me voy a SushiClub y me como... dos niguiris.

lunes, 22 de octubre de 2012

Destripadora

He vivido sola por los últimos 9 años, y sin embargo había algo que jamás me había atrevido a hacer. No es cambiar el sifón del inodoro, ni destrabar la rejilla del baño sin guantes, ni taladrar una pared ni hacerme una mesa ratora, en eso soy experta. No, es algo que también requiere ensuciarse las manos, romper un par de piezas, quedar con olor a podrido en la piel...
Bueno, me dejo de misterios: acabo de trozar un pollo crudo por primera vez. "Para eso tanto preámbulo" pensarán, pero para mí, amante de lo congelado, de las latas y de las verduritas que te venden prolijamente cortados los verduleros, es una proeza. Es más, lo trocé, lo pelé y lo deshuesé, sin desperdiciar nada. Já. Ahora me falta aprender a revocar una pared, y ya estoy hecha.

(No me miren así, ¡es un momento trascendental en mi economía doméstica!)

Ana-ilógicos

Una de las cosas que más me ha llamado, me llama y me llamará la atención acerca de los individuos que pueblan este caldo primigenio de la histeria y el mal humor que se llama Ciudad Autónoma de Buenos Aires,  es que el 70 por ciento de la gente que conozco se analiza. A ver, todos lo hacemos, ya sea sentados en el trono, durante un viaje en subte o tirados en la bañadera cual focas encalladas en sales perfumadas, todos nos preguntamos el porqué de varias cosas. Pero acá la gente paga y mucho por tener un analista. Ya la sola palabra marca una diferencia: en el interior, uno va al psicólogo y va si le pasó algo groso, como que se te murió alguien o sos víctima de bulling o hay cosas en tu flía (sí, esa peste está en todos lados); pero para todo lo demás, están tus amigos, tu vieja, un hermano, el kiosquero... quien sea que esté dispuesto a prestarte una oreja y soplarte la veleta en la dirección correcta. Pero acá va todo el mundo y por cosas que, y no se lo tomen a mal, muchas veces es sólo cuestión de "calzarse los largos" y ponerle el pecho a  las balas.

De igual forma, cuando hablo con algún conocido o amigo, no hay conversación en la que no se meche un: "Mi analista dice" o "Mi terapeuta opina". Es raro citar al chabón que te está desenmarañando la bola de estambre mental a la que llamás cerebro, lo siento. De donde yo vengo, eso se reemplaza por un: "Mi vieja me dijo" o "Mis amigas siempre dicen", en la gran mayoría de los casos. Y otra cosa más: el temita de la dependencia: ¿si pasaras 10 años queriendo desatornillar un fisher con un plano, no sería hora de cambiar de destornillador?

¿Será que nomás que de donde vengo más vale amigo matero que lacaniano pago o que es posta que acá la cosa está brava? Porque, y esto va de nuevo sin ánimo de ofender a los porteños, hay mucho limado dando vueltas y me da miedo pensar: si toda esa gente va al analista, ¿que pasaría si de golpe se extinguieran? Además, para lo sanitos y felices que se los ve...

domingo, 21 de octubre de 2012

Otro sábado igual

Como ya establecí hace tiempo a en otro post, yo no salgo, a mí me sacan. Y por esto mismo es que la miliúnica vez que se me canta salir a revolear el panaco en algún bolichongo, escuchar música y entrar en coma alcohólico por las 4 caipis que me quiero tomar en un bar, o matarme en un pogo violento, no hay nada más enchotante que un sábado en el que tenías todo planeado para salir y delirarte la vida y quedarte sin copilotaje por temitas amorosos... Las amigas solteras, andan putañereando, o viven lejos o están en esa etapa post corte en la que se quieren abrir las venas con una vincha. Y las que antes eran solteras y te copiloteaban la vida, ahora tan ennoviadísimas y conejeando con sus chongos.
Sale pochoclo, peli pedorra, coca y puchos. El torrent llora de todas las descargas simultáneas que está haciendo. Labure, mijo, labure, mamá no tiene vida social nocturna.

jueves, 18 de octubre de 2012

Opiniones culinarias I

El mejor merengue del mundo es ese que está bien dorado por fuera, casi quemadito, pero que el centro quedó crudo y es como una crema pegajosa que se te prende a las muelas. Y es todavía mejor si salió del horno hace un ratito y está tibio....

(Estamos en primavera y, por consiguiente, volví a estar a dieta, como manda el Rey, o sea, el verano...  y este blog se hace eco de todo eso que no voy a comer hasta que llegue navidad y me meta en el buche hasta la última peladilla).