Los supervisores

miércoles, 22 de febrero de 2012

Delirios inmobiliarios

Había sido que alquilar en Capital es una especie de desafío a la fuerza de voluntad, a la disponibilidad horaria, a las relaciones familiares y geográficas, y a las posibilidades humanas de flexibilidad de gustos.
Desde que llegué, vivo en un depto compartido que es más bien una pensión glorificada. Consta de tres cuartos (el mío otrora fue el living) baño y cocina con todos los muebles, pero también de ciertas reglas: en la puerta lo único que le falta tener es un cartel de "you shall not pass!" (no pasarán), puesto q no puedo recibir visitas que no sean mi vieja o mi viejo, pero si ellos quieren quedarse a dormir, poniendo estaba la gansa. 
En el año que llevo viviendo acá, tuve cinco compañeras de casa diferentes, y mi círculo social se ha visto ampliado con aportes que vinieron desde Brasil y diversos puntos de la Rep. Arg., y que si bien me he llevado bien con la mayoría, hay dos que ojalá las pise un camión.
En fin, retomando, que me he puesto en campaña para mudarme a algún lugar donde pueda traer a mi gato desde Misiones, a mi novio desde Chaco y a mi madre desde Misiones (ya sé, están pensando "pero esta chabona se quiere importar la mesopotamia!), a la sazón de lo cual paso a enumerar un par de cosas que me tienen (y me tendrán, hasta q encuentre depto) los güevarios a la sartén:

1- Los avisos clasificados online: hay muchas páginas que sirven para buscar casas y muchas inmobiliarias pajeras que no son capaces de sacar los avisos una vez que ya se reservaron y/o alquilaron los inmuebles. De ahí que llamás para preguntar y a la quinta que te dicen que se ocupó tenés ganas de tirarles con algo. ¡SAQUEN LOS PUTOS AVISOS!

2- Las garantías: en mis búsquedas, lo más loco que pensaba encontrar era que me pidieran un garante de acá. Pues no, ahora la nueva onda es que sea familiar directo que tenga una propiedad en Capital, lo que se entiende desde la avaricia de alguien que tiene el sueño de quedarse con tu fucking casa si no le garpás el alquiler. Pero lo peor fue la semana pasada, cuando me pidieron: GARANTÍA DE CAPITAL FEDERAL DE FAMILIAR DIRECTO CON EL MISMO APELLIDO. ¿Es joda? No, es real. Básicamente, señores, si mi vieja o mi viejo vivieran acá, yo no andaría rastreando un monoambiente rasposo, sino que estaría pancha en casa comiendo comida decente y con la ropa planchada.

3- Las kichenette: sólo una pregunta: ¿quién fue el colgado que pensó que poner una cocina adentro de un placard era una buena idea?

4-Las duchas bidet: seguro que el mismo tipo de las kichenette fue el gran inventor de esa cosa en la cual te lavás el culo en el mismo lugar en el que te bañás. Y los propietarios no son capaces de volar esa cosa y poner aunque sea un piso y una duchita culera.

5- Las mentiras geográficas: ta, yo se que soy nuevita en la ciudad y me falta mucha guia-t por leer, pero flaco, no me digas que es Caballito cuando es claramente Flores, o Monserrat si es el corazón de constitución y en la esquita están todos los Wachiturros.

6- La comisión inmobiliaria: sin palabras, encima que mudarse lleva un fardo de plata para comprar el relleno de la casa, hay que regalarle dos meses de alquiler más iva más los informes a la inmobiliaria que no hace nada más que decirte quien es el dueño.

7- Los dueños directos: la panacea de todo inquilino, pero se sarpan un toque. Yo sé que a vos vivir de rentas te re copa y la laburaste para tener ese depto, pero querer cobrarme 1600 por un monoambiente de 17 mts2, con kitchenette y ducha bidet es un despropósito. Si me quieren pelar así de entrada, obvio que nunca seré integrante del club de los dueños, porque mis ahorros se van a ir a la lona.

8- Las expensas descolgadas: si voy a pagar expensas de 500 pe quiero que el bulo tenga laundry, solarium, pileta y que el encargado me cebe mate y me convide puchos.

Bueno, acá va mi queja, si quieren aportar, háganlo, son bienvenidos. Ahora, si saben de un buen 1 o 2 ambientes hasta 1400 pe sin expensas astronómicas, avisen que me queda poco tiempo para mudarme.



pd: ¡Oita! ¡Volví!