Los supervisores

viernes, 22 de octubre de 2010

Como te digo una co te digo al o

Mariana 2-Ña Olga 0

Como les conté antes, Ña Olga tiene una hermana viejita que es sorda y siempre sonríe sin dientes. Hace un par de días, subía yo la escalera  y la señora estaba fuera de su depto cortando tiritas de bolsas de super. Le pregunté que hacía y me dijo que eran para hacer carteritas, acto seguido sacó una de una bolsa que tenía al lado y me la regaló. Yo le agradecí encantada, porque sinceramente está re bonita y me fui a casa. Cuando bajé la escalera para ir al super, llevaba la carterita al hombro. Ña Olga ya estaba afuera, yo saludé y Ña Olga miró la cartera, la miro a la hermana y puso una cara de ojete asombrado incontable.




Derrota al placard N°2

Cuando empecé la dieta y el blog, estaba en talle 44. Uno de mis pantalones favoritos es un chupín negro elastizado que me compré hace cosa de tres años para un casorio. No me subía de las rodillas y era una de esas prendas con las que me flajelaba mentalmente cada vez que me tentaba con comer un cacho de torta, una chipa, o lo que sea. ¡Me entra! Y no sólo me entra, sino que además me queda divino. Y es talle 40. No se bien que onda, porque bajé 6 kilos y monedas, pero la magia surtió efecto, y ya ando apretujada de nuevo con mi comodín.


Nuevo motivo

Cuando yo era pendeja y tilinga, tenía los mismo delirios místicos que el resto de mis compañeras de colegio, osea quería ser modelo, para lo cual contaba con el aval de medir demasiada mucha cantidad de centímetros. Por esa razón hice un curso del cual me recibí. Sí señores, soy modelo con carnet y cartón, aunque no ejerza. Un amigo tiene una boutique y me pidió que desfile el próximo 12 de noviembre. Al comienzo le dije que no, porque no estoy lo suficientemente flaca como para subirme a una pasarela y poner mi mejor cara de opa creidita. Como él no me ve hace cosa de un año siguió insistiendo hasta que me convenció. Por consiguiente, me sobran los motivos para cerrar el yurú hasta dicha fecha cosa de no pasar vergüenza.

lunes, 18 de octubre de 2010

Up and Down

La semana pasada fue un bajón. Primero porque estuve "en esos días" como rezan todas propagandas de ibuprofenos y toallitas, lo cual hizo que me infle como un sapo cucurú. Segundo porque corté con mi novio de tres años persona con la cual planeo/aba estar por siempre y para siempre jamás como en todos esos cuentos de hadas con los que nos lobotomizaron de chiquitas a la minas. Y tercero porque me intoxiqué con un cacho de chocolate y me pasé tres días con inyecciones, ranitidina y la mar en coche, comiendo arroz hervido y tomando té negro. Un divinor. En mi inocencia esperanzada creí que sería bueno mirar el vaso medio lleno y me subí a la balanza el miércoles pasado y había bajado dos kilos. Contenta dije "parezco un zombie, y nada de lo que ingiero dura en mi sistema más de cinco minutos, pero al menos estaré más flaca". NEGATIVO.
Me acabo de pesar. Estoy en 73.400, osea que aumenté 100 gramos de la última vez que me pesé oficialmente hace dos semanas. Era de esperarse en parte porque hace dos semanas que no puedo patinar (primero porque después de la caída mítica me quedó el culo a la miseria una semana y después estando intoxicada hasta caminar me costaba). Así que como es lunes y los lunes se empiezan las dietas, yo voy a recomenzar mi camino hacia la tierra prometida de la panza chata y la cola en su lugar. Diciembre está a la vuelta de la esquina y necesito pasar la barrera de los 70kg para entonces. ¿Por qué se preguntarán mis lectores light? Porque en diciembre me voy a Tucumán a visitar a mis amigos de antaño y no quiero llegar hecha una pelotita, quiero estar flaca y linda como cuando me fui. Quiero que mi apodo de "La Flaca" tenga sentido y que me reconozcan al toque. Así que bueno, manos a la ensalada, boca a la sopa y ¡que venga la magia!

viernes, 15 de octubre de 2010

Aventuras en el placard

Mi papá es médico, y durante mucho tiempo sus pacientes le regalaron cosas cuando no podían pagarle. Una de esas cosas es mi placard. Es un monstruo de tres metros de largo por dos cincuenta de alto por un metro de profundidad. Ocupa casi todo el espacio de la habitación donde está, dejando apenitas un lugar mínimo para una mesita donde apoyar la compu, y una biblioteca que rebalsa de libros de cuando era chica y de los de ahora. Además en esa pieza hay cuatro cajas enormes que casi llegan al techo llenitas de libros muy interesantes y pesados como "Compendio de enfermedades gerontológicas", "Tratado sobre nanomoleculas de la fibrósis quística", etc, que mi viejo promete llevarse cada vez que viene de visita y jamás lo hace. Más cachibaches, adornitos, papeles, fotocopias, apuntes y demás cosas que una va acumulando de tanto cambiar de carrera y nunca tira porque "a alguien le van a servir". Esta enormidad de cosas viven en un habitación de dos por cuatro (y no hablo de un tango, hablo de dimensiones). Como ven, el placard es el rey y emperador del "estudio" (tengo el tupé de llamarlo así porque la idea es trabajar ahí dentro).
Como les decía, mi placard es un monstruo de algarrobo, oscuro y tiene cara de malo. Y esta lleno de ropa y de cosas también. Digamos que soy una acopiadora. Todo sirve en algún momento es mi lema y por eso guardo mis shorts de cuando tenía 12 años y zapatos números más chicos "por si alguien viene a pedir" (o por si una amiga necesita, ya que son todas más petizas, y por consiguiente, menos patonas). Por esta misma razón, aunque mi ropero sea un socotroco gigante, no hay lugar para nada, y cada vez que una abre una de sus tantas puertas, corre el riesgo de morir aplastada por una avalancha de jeans, ositos, calzas, zapatos, lámparas, etc, etc. Y lo más triste de todo es que la mayoría de las cosas que hay dentro no me entran. Así que tomé  un decisión y entré a sacar cosas... y como suele pasar me colgué probándome los trajes de cuando hacía danza, los guardapolvos pintados de cuando terminé la primaria y la secundaria, el uniforme del colegio (sí, usamos guardapolvo y/o uniforme), abracé mi buzo de quinto, mi remera de séptimo y fui armando una pila con las cosas "inregalables". Después ataqué por el sector "ropa bolichera" y medio que me quise deprimir, porque son unos tops con brillos y lentejuelas que apenas si tapan las lolas y dejan la barriga al aire. Los miré primero con nostalgia, después con odio y luego con asco. ¿Pude yo haber sido tan groncha? ¿Yo realmente usaba ese trapo de lurex dorado que más pareciera una vincha que una remerita para salir a la calle? Algunos de esos cosos quedarían mejor en el placard de Lía Crucet... Corté por lo sano: se los regalé a mi vecinita de 17 que quedó encantada (sepan que el estilo gatúbela adolescente parece ser inmortal).
En total saqué tres bolsas de consorcio, una caja tipo de lavarropas a reventar, y una valija llenas de cosas. ¿Hay lugar? No. Y sin embargo yo me sigo manejando con tres jeans y dos pantalones de gimnasia. Si bien sucumbí a la tentación de dejar cosas que de acá a tres kilos usaré, la gran mayoría de mis ex amores de tela los regalé. Pero ahí sigue él, monstruoso, gigante, interminable, ocupando una habitación todita para él...

lunes, 11 de octubre de 2010

Cómo perder a un hombre en tres años

1-Póngase de novia en un rapto de locura y deslumbre ante las cualidades divinas de la persona que acaba de conocer.
2-Viva con intensidad y pegocheo todos los días.
3-Preséntele a su madre, quien lo adorará como a un hijo.
4-Disfrute de muchas risas y momentos inolvidables.
5-Empiece a depender de él todo el tiempo.
6-Deje que muy de a poco se instale una rutina.
7-No hable de lo que le molesta. Usted no tiene tiempo.
8-Enójese porque pasan cosas que le molestan pero diga todo cuando el vaso llega al borde, de mal modo, porque ya se saturó.
9-Disfrute de los cambios de la última discusión.
10-La rutina vuelve. Hágase la sota.
12-Repetir los pasos 5-6-7-8 y 9 muchas veces.
13-Listo...




Sapo y Marrana
Q.E.P.D
25/08/07-11/10/10

sábado, 9 de octubre de 2010

Salpicón de noticias

Visto y considerando que mi imaginación en lo que se refiere a los últimos tiempos se ha ido a un retiro espiritual en la Antártida y no me sale actualizar tan seguido como antes enlisto aquí los últimos acontecimientos acaecidos en lo que va de esta semana para que sepan en que ando (si les interesa, digo de pronto me parece):

1- Dieta: nubosidad variable: tranqui. Sin embargo, la lightificación se me ha complicado ya que ha sido un tiempo de visitas y demás, así que lo que puedo hacer es comer menos.

2-Pucho: frente de tormenta con probabilidades de alerta meteorológica: estoy intentando dejar, no sé si me va a salir, soy un murciélago convencido de que los Marlboro son caramelitos Sugus y me sampo uno atrás de otro.

3-Rollers: árido, seco: el viernes pasado me pegue un golpazo alucinante en la costanera, con el resultado de que se hicieron trizas (literalmente) mis protectores de muñecas. El lado amable es que gracias a eso no me rompí las manos. El lado poco amable es que me hice bosta el huesito dulce, así que me tomé esta semana de recuperación. Lo que más caliente me tiene no es el haberme caído, sino que en este pueblo podrido no consigo muñequeras decentes, la que hay salen un fardo y son una bosta, pero sin eso me da cosa patinar. Capitalinos amistosos: ¿no me mandan unas así pueda seguir con mi fantasía de Flash Gordon sobre ruedas?

4-Laburo: cielo despejado tirando a radiante: tengo un lugar nuevo donde dar clases, y esta vez mi jefa soy yo. Me subieron el sueldo en la facu y como buena "nueva rica" me compré mi primera cámara digital propia hoy. Me siento realizada. Yo sé que suena tonto, si quieren, que me conformo con poco, pero es la primera vez que puedo comprarme algo trascendental con mi guita y ando como perro japonés con dos colas.


5-Ña Olga: desde que la puse en su lugar (que agrandada) no me mira ni me habla ni me saluda. Es más, si me ve subir la escalera, se mete a los piques en su departamento. ¿Me tiene miedo? Mejor... 

Hasta aquí, el reporte de Servicio Marianológico Misionero


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PD: estem, estaba pensando, cosa que rara vez sucede, si les parece pertinente que Ña Olga tenga una etiqueta personal en este blog light. Seamos sinceros, nada más pesado que una vecina q te dice gorda, tal vez exceptuando un submarino con dos vigilantes bañados en chocolate rellenos con crema pastelera... Pero, volviendo a la pregunta, ¿qué opina la masa?¿Ese bicho canasto se merece semejante distinción? Tal vez no, pero conociéndola, esto recién empieza... 

lunes, 4 de octubre de 2010

Para Olga q lo mira por TV

¡¡¡¡73,400 kg!!!!

¡¡¡Así como lo leen, logré abandonar la meseta misionera y retomar mi camino al valle de las divas del verano en construcción!!!

Meta: pasearme por el barrio en top y cullotte para que la vieja se tenga que meter adentro de su culo antes de decirme algo de nuevo.

sábado, 2 de octubre de 2010

Doña Olga

Doña Olga vive en el 1° F, es petiza, gorda, pelo corto y canoso y cara de siempre estar adolorida y oliendo caca. También tiene una hermana más grande que ella que es sorda y sólo sonríe sin dientes, una hija con cara de malco, una nieta llamada Nicole (a la que llama a los gritos desde el balcón a las nueve de la noche "porque es tarde") y un nieto con cara de oligo que se llama Braian (así escrito) que tiene un perro tullido al que pasea con un cable de plancha.
Doña Olga fue maestra de primaria y hoy en día su oficio es ser la propaladora del barrio. Osea, ni bien una abre la puerta o está subiendo la escalera, Doña Olga sale de su casa (siempre y cuando no esté sentada afuera de la misma, en cuyo caso se pone de pie) y estira el cuello como si fuese un elástico a ver quién vino, a qué casa y por qué.
Mi primer encontronazo con la señora fue hace cuatro años cuando me hizo sacar del volquete  y subir hasta el segundo piso (donde vivo) los escombros que habían dejado los albañiles al arreglar mi baño porque "ese volquete es para basura normal, cáscaras de papa y eso. No para esa basura".
Después de eso, decidí correrla para donde dispara y saludarla bien, digamos que por respeto a sus canas que se lava con el champú ese que te las deja violetas. De ahí en más siempre procuró ver de enterarse dónde trabajo, si sigo con mi novio, cómo me va con la carrera y todas esas cosas que luego se dedica a desparramar por el barrio. Pero hete aquí que la paz llegó a su fin. Desde que comencé a engordar, cada vez que la veo me saluda y con cara de alarma, pena y gravedad me dice "¡Ay! ¡Pero que gorda que estás!" y otras finezas por el estilo, a lo cual yo le contestaba con una sonrisa falsa y me ponía a hablar de otro tema. Hasta hoy. Estaba yo en la esquina esperando que llegue mi viejo que venía de Corrientes a verme, cuando pasó la susodicha. La saludo, frenó, y se produjo este diálogo:
Olga -Ay no te conocí. No estaba segura de que fueses vos. Estás gorda ¿eh? Como engordaste.
Yo (sonrisa)- Siempre con ese comentario. ¿No tiene algo más amable que decir? ¿Qué pasaría si yo la saludase diciéndole "cada día más vieja usted ¿eh?" ¿Le gustaría?
Olga (con cara de pasmo)- Bueno yo soy vieja porque... ya viví lo que tengo que vivir y tengo que ser vieja. Pero decirle a alguien que es gordo no es insultarlo; la gordura es saludable (?)
Yo (sonrisa perpetua) - Sí es un insulto Olga. Es como decirle a alguien que tiene mal aliento "ay tenés aliento a muerto eh". No se dicen esas cosas; no son halagos.
Olga (pichada ya) -Ay bueno, disculpame si te molestó. No te voy a hablar más. Es la segunda vez que me contestás mal. La vez pasada te pregunté en que andaba tu mamá y me dijiste "a mi que me importa en que anda".Maleducada-
Yo (sin dejar de sonreir) -Yo acababa de pelearme con mi madre, ¿le importa? Mala educación lo que usted hace, meterse en la vida de la gente. Siendo tan grande debería saberlo.
Olga (esquivando el bulto y haciéndose la ofendida) -Ay, maleducada, no te hablo nunca más.
Yo (sonriéndo y yéndome) -Me parece genial. Por favor no me hable nunca más en la vida.


¿Ustedes tienen vecinas así o es cosa mía nomás? Ahora me voy a tener que fumar la cara de culo de toda la escalera, porque conociendo la reputación de Olguita ya deben saber que la "hija del doctor es una maleducada que maltrató a la pobre doña Olga que tan buen y comedida es siempre". ¿Y saben qué? Me chupa.