Los supervisores

jueves, 27 de septiembre de 2012

Pasado de aquí pa allá

Hay algo que quiero confesar, es una necesidad de espíritu, de mente... algo que tenía bloqueadísimo hasta hoy, durante la hora del almuerzo del colegio, con mi compañera que tiene casi mi misma edad, nos pusimos a cantar de la nada y apareció:

En mi adolescencia fui cumbiera (entre otras cosas). Pero enserio. Recontra.

Después lo tapé con kilos de Dylan, pero todos los sábados iba religiosamente a un boliche llamado "El Parador", en el cual no se bailaba prácticamente otra cosa... también iba a recitales, practicaba pasitos (onda Pasión de Sábado), sabía de memoria temas (y aún me los sé, sólo que en esa época les insertábamos los nombres del gustado de turno). Todo el combo tropical.

Después me olvidé, lo tapié, me hice la sota, me disfracé de rocker... pero hoy salió a la luz. Mientras los nenes almorzaban, las seños se empezaron a tirar un paso y a cantar "La cumbia de los trapos", todo a raíz de que ahora tenemos uno para limpiar los enchastres de los nenes, y una dijo: "loca soy por mi trapo". (La mente funciona de formas muy misteriosas).

Y esto acarreo una seguidilla de temas, y cuando llegué a casa, gracias a las "bondades" de youtube, encontré un tema que era "lo más" para mi en esa época, que, ahora que me acuerdo, tengo grabado en un cassette desde la radio, dedicado para mi cumpleaños número 15.



Esta onda nostalgia debe deberse seguramente a que en diciembre cumplimos 10 años de egresados... pero ese es tema para otro post. Todos tenemos un pasado que ocultar (Spice Girls y Backstreet Boys mediante). Por ahora, yo te digo, "que te muevas".


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Predecible

Llegó de nuevo esa época del año en el que empezamos a ver las fotos de la gente que se fue de vacaciones a Brasil en el verano y el verde de las venas pasa al corazón, los colmillos salen y pensamos :«De este año no pasa, me voy de vacaciones aunque tenga que hipotecar el gato, la tele y la laptop». Y empezamos vizualizarnos caminando por la arena blanca, retozando bajo el sol o barrenando alguna olita amistosa.
Pero claro, también en esas fotos, las amigas que se muestran, pelan lomos, cinturitas, panzas chatas, culos firmes... todo lo que jamás tuviste y que, si seguís en la onda delivery chino y pastas, jamás tendrás.
Esto acarrea promesas de dietas, compras de cereales y yogures, granolas, frutas y visitas a la góndola del farmacity donde están los productos para engañar, digo, para adelgazar.
Entonces una se deprime, y jura por su abuela, que en paz descanse, que va a para de morfar, en vez de tomar el cole, va a ir en bicicleta o caminará, que cambiará el alfajor por una manzana...
Pero ya uno se conoce, sabe que este comportamiento es predecible, si hasta un blog se armó para eso... (si hay alguien leyendo desde el comienzo, sabe de qué hablo).
No hay dietas milagrosas, el mediodía viene disfrazado de empanada y la noche de rotisería china. Tampoco hay abdominales ni sentadillas, cuando finalmente llegamos a casa nos tiramos cual morsa en la cama con la compu en la panza y un tarro de pochoclo al lado.
La pachorra es predecible, el cuerpo del verano también... y el destino vacacional lo mismo... no hay Brasil, ni mar azul, ni arena, ni un carajo... hay aire acondicionado, sillón de la vieja en Misiones y pastito.