Los supervisores

sábado, 19 de mayo de 2012

Más raro que la m...

Viernes 18 de mayo: día raro si he tenido.
En primer lugar porque tuve un feriado inesperado: Aysa decidió cortarle el agua al colegio, por lo que no trabajé hoy. Entonces fui a la ferretería y no va que se me quiso colar alguien. Raul Portal. Sí, sí, blogueros, el ídolo mascotero quiso colarse en la cola sin número, a lo que yo correspondí con una mirada fulminante y se ve que mi larga presencia le ganó a su cualidad de famoso, por lo que se fue para un rincón y se quedó esperando lo más bien. Por la tarde, recibí un mail muy extraño de una estudiante de traductorado pidiéndome trabajo, ya que yo soy "una renombrada traductora" y otros tantos piropos más. No le respondí, claro está; suena a cargada, sobre todo porque de renombrada y de experta tengo tanto como de electricista. Pero, ya que a esta piba no la conozco, decidí googlearme para ver de dónde cuernos podría haber sacado mi mail e imaginado tales atribuciones, y ahí descubrí otra cosa extraña. Encontré en el blog del consorcio de mi barrio de Misiones fotos del techo de mi departamento. ¿Qué tiene de raro? Que yo si bien sabía que había abejas rondando, a mi nadie me avisó que iba a ir un apicultor, ni que iban a sacar fotos ni nada y, por consiguiente, nunca imaginé esto: http://barriolospinos.blogspot.com.ar/2012/04/abejas-en-edificios-del-consorcio-del.html
(Denle click que es la mar de llamativo). 
Luego, decidí ir al cumpleaños de un amigo y terminamos cantando la marcha peronista en casa de otro porque nos echaron del bar ya que este era "apolítico". En eso se nos prendió una parejita de compañeros desconocidos que terminaron siendo la mar de densos y que el pobre dueño de casa no podía correr; además de que se dedicaron a filmar y sacar fotos. Si ven mi cara en un página de buscados, ya sabrán ustedes de dónde salió la foto.
Nada, excusas para escribir; para mí, que soy una larva casera que sólo sale de la cucha para trabajar, el mundo exterior e interior a mis cuatro paredes se vio un poco revolucionado ante tanta cosa.

jueves, 10 de mayo de 2012

Hay que exocisar la puerta (y la cabeza de la dueña)

Hace más o menos un mes perdí las llaves de mi casa. Llamé a un cerrajero. Rompió la puerta y la cerradura. Me quiso cobrar 1650 pesos. No le quise pagar. Me amenazó durante dos horas. El seguridad del edificio le dio la razón porque le tenía miedo. Arreglamos por 800. El chabón era un delincuente, las denuncias en defensa del consumidor con el mismo modus operandi lo confirmaron.
A raíz de esto, hoy tengo tres juegos de llaves: uno que me cuelgo al cuello, otro en la cartera y otro en la alacena, que pronto irá a la casa de una amiga. Hoy, luego de un largo día de trabajo, decidí regalarme el no cocinar y llamé a los chinos. A la media hora, suena el timbre. Me cuelgo la llave al cuello y salgo sin cerrar. En eso siento que Irma estaba haciendo juego con sus llaves. Para evitar que pudiera meterse en casa a chusmear (sí creo que es de esas y sí, por lo general, la puerta se abre sola) quise cerrarla. Oh sorpresa, otra llave estaba del lado de adentro. Sale Irma; para evitar que me hable, intento meterme a toda raja en el ascensor, pero es tarde, entra conmigo. 
—¿Cómo está tu mamá?
—Bien —a lo seco, tajante—; ya se fue.
—¿A dónde?
«A dónde no te importa; lejos de vos, versión stalker de la vecinita de enfrente» pienso, pero no lo digo.
—A Misiones.
—Ah...¿ustedes...?
Llega el ascensor a planta baja, salgo corriendo, abro la puerta y le pago al delivery del chino.

Le pido un destornillador, un cuchillo, un clip, un algo al portero. No tiene. Subo rápido al cuarto, le toco el timbre al plomero que desde que me mudé me tiene que destapar el resumidero del baño y el inodoro. Milagrosamente está. Me da el destronillador. Subo. Le pego a la puerta un par de patadas a lo Kill Bill. Nada. Le vuelvo a pegar. Otra vez nada. Soreta, cuando estoy adentro sin llave se abre siempre. Mi puerta me odia. Empiezo a hacer jueguito con el destornillador. Al tercer intento cae la llave. Abro. Dejo el delivery. Bajo al cuarto. Le doy el destornillador al plomero. Lo conmino a que vaya el viernes sin falta (palabra de plomero, vale lo mismo que mis patadas a la puerta). Subo. Entro. Cierro con llave. Mis arrolladitos primavera siguen crujientes. Victoria.

¿Victoria?

Decido darme el baño de inmersión que me prometí cuando vi el depto en febrero. Preparo todo. Llevo vino, puchos, libro, pongo Marisa Monte. Relax por una hora hecha una jirafa en consomé.
Me doy una ducha para sacarme la espuma. Canto. Salgo. Piso mojado; no es nada, siempre se moja, lo secará el viento. Pongo un pie fuera del baño. El piso sigue mojado. Miro el ambiente único. Agua, agua y más agua. Mi monito queda en Waterworld. Encremada y oliendo a fresias, levanto cables, cajas, libros, alfombra, caloventor, etc., etc. Una hora después y ya sin olor a fresias ni ganas de bañarme de nuevo escribo esto.

Un brindis por mi cabeza que me hace apurarme por miedo a Irma. Un brindis por el plomero que no me destapa la rejilla ni me arregla la carga de agua del inodoro y por eso se me inunda el baño. Vivo sola. Me la banco.

martes, 8 de mayo de 2012

La Irma

Cada edificio tiene sus bemoles y sostenidos vecinos extraños. En el mío hay varios: el vecino de al lado que es sordo, la familia de gitanos del 5to, el guarda de seguridad cobarde (a quien oportunamente le dedicaré un puteada en otra ocasión), la cieguita del 4to y la nueva adquisición: La Irma del 14 A.
Justo enfrente a mi puerta está la suya. Y le tengo miedo.
Hace un par de días la Irma estaba haciendo patys a las 12 de la noche y se puso a balancear la puerta (a la cual le falta aceite y hace ese ruido a metal que da dolor de dientes) para que saliera ese olor a bife grasiento. Mi vieja y yo estábamos volviendo del teatro. A partir de ese momento, la Irma sintonizó sus antenas hacia nuestro movimientos y durante los días que siguieron a la estadía de mi madre, la siguió al Coto, a los chinos, a la panadería y a la verdulería. Sé que se llama Irma porque mi madre la saluda y se ríe y se puso a hablar con ella. Quiere que la invite a tomar mate. Ni en pedo.
Ahora que mi vieja se fue, me sigue a mí. Hoy fueron tres veces, cada vez que abro la puerta ella también la abre y me saluda. Tomo un ascensor y a los 2 minutos ella toma el otro. Me siguió al cajero, a pagar el alquiler y a tomar el subte. Mamá dice que está re sola "pobrecita" e insiste que la invite a tomar mate. Yo ya empecé a googlear repelentes de Irmas pero no encontré.