Predecible
Llegó de nuevo esa época del año en el que empezamos a ver las fotos de la gente que se fue de vacaciones a Brasil en el verano y el verde de las venas pasa al corazón, los colmillos salen y pensamos :«De este año no pasa, me voy de vacaciones aunque tenga que hipotecar el gato, la tele y la laptop». Y empezamos vizualizarnos caminando por la arena blanca, retozando bajo el sol o barrenando alguna olita amistosa.
Pero claro, también en esas fotos, las amigas que se muestran, pelan lomos, cinturitas, panzas chatas, culos firmes... todo lo que jamás tuviste y que, si seguís en la onda delivery chino y pastas, jamás tendrás.
Esto acarrea promesas de dietas, compras de cereales y yogures, granolas, frutas y visitas a la góndola del farmacity donde están los productos para engañar, digo, para adelgazar.
Entonces una se deprime, y jura por su abuela, que en paz descanse, que va a para de morfar, en vez de tomar el cole, va a ir en bicicleta o caminará, que cambiará el alfajor por una manzana...
Pero ya uno se conoce, sabe que este comportamiento es predecible, si hasta un blog se armó para eso... (si hay alguien leyendo desde el comienzo, sabe de qué hablo).
No hay dietas milagrosas, el mediodía viene disfrazado de empanada y la noche de rotisería china. Tampoco hay abdominales ni sentadillas, cuando finalmente llegamos a casa nos tiramos cual morsa en la cama con la compu en la panza y un tarro de pochoclo al lado.
La pachorra es predecible, el cuerpo del verano también... y el destino vacacional lo mismo... no hay Brasil, ni mar azul, ni arena, ni un carajo... hay aire acondicionado, sillón de la vieja en Misiones y pastito.
Pero claro, también en esas fotos, las amigas que se muestran, pelan lomos, cinturitas, panzas chatas, culos firmes... todo lo que jamás tuviste y que, si seguís en la onda delivery chino y pastas, jamás tendrás.
Esto acarrea promesas de dietas, compras de cereales y yogures, granolas, frutas y visitas a la góndola del farmacity donde están los productos para engañar, digo, para adelgazar.
Entonces una se deprime, y jura por su abuela, que en paz descanse, que va a para de morfar, en vez de tomar el cole, va a ir en bicicleta o caminará, que cambiará el alfajor por una manzana...
Pero ya uno se conoce, sabe que este comportamiento es predecible, si hasta un blog se armó para eso... (si hay alguien leyendo desde el comienzo, sabe de qué hablo).
No hay dietas milagrosas, el mediodía viene disfrazado de empanada y la noche de rotisería china. Tampoco hay abdominales ni sentadillas, cuando finalmente llegamos a casa nos tiramos cual morsa en la cama con la compu en la panza y un tarro de pochoclo al lado.
La pachorra es predecible, el cuerpo del verano también... y el destino vacacional lo mismo... no hay Brasil, ni mar azul, ni arena, ni un carajo... hay aire acondicionado, sillón de la vieja en Misiones y pastito.
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Caroline
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