Sin fuego/La dieta: el regreso
Hoy será una semana de que empecé a dejar de fumar. El martes pasado caí a lo de un amigo para que me explique cómo funciona el pucho electrónico que se compró mi vieja y él me terminó regalando uno a mí. Partiendo de la base de los casi dos atados por día que me tragaba vorazmente como un dragón a la inversa, el primer día fumé 10, después 6, después 2, después 1, y ahora nada de nada... bah, hoy vi a una amiga, le di una seca al suyo y ya se me pasó. Así que ando chupando mi narguile a pilas que resultó ser de lo más copado: no me mancha los dientes, no me apesta todo alrededor y tampoco me sofoca. Hice la prueba: subí las escaleras corriendo los 4 tramos y llegué arriba fresquita, no bañada en sudor, con la lengua afuera, gateando y completamente azul como la semana pasada. La otra ventaja es que me comprometí a ahorrar lo que no gasto: hasta ahora tengo 60 pesos (10 por paquete, en realidad era paquete y medio o dos por día, pero tampoco puedo ir al cajero todos los días para llenar la alcancía), que hoy serán 70. Matemática básica, al cabo de un año tendré 3650 mangos para irme a donde me lleven (inflación más inflación menos, es buena plata). Eso sí: ando lamiendo hasta los paquetes de lo que me como, que básicamente es TODO lo que encuentro a mi alcance. Parezco una vaca angurrienta que no para hasta que te deja pelado el campo de pasto. Así que bueno, volverá la dieta por estos lares muy pronto... ¿Me acompañan?
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Suerte!
Caroline