Los supervisores

domingo, 7 de abril de 2013

Let go

En mi casa acá de Posadas, tengo los recuerdos materiales de mi infancia, es decir, los libros, muñecas, barbies y demás de cuando era chica que mi madre extraditó de la suya para hacer lugar. Siempre he sido la mar de apegada a mis objetos y siempre me ha costado mucho desprenderme de ellos. Pero hoy, por primera vez, sentí la necesidad de empezar a dejarlos ir.
Entre las cosas que tenía, había tres Barbies originales en cajas cerradas que me compré hace 13 años cuando fui a Disney. Ya, a los 15 seguía jugando con Barbies y estas me salieron 5 USD, que por ese entonces eran 5 pesos. Nunca las abrí, jamás las toqué, las tenía guardadas para mi hija imaginaria futura.
Esta mañana, me levanté y oí a las nenas de primer piso jugando abajo. Mientras trabajaba corrigiendo prácticos de mis alumnos, seguí oyendo sus risas infantiles y me decidí: fui a donde estaban las muñecas, las agarré y bajé. Llamé a las madres y les expliqué esto. Las nenas me miraban con ojos brillosos y expectantes (me juego que son las primeras Barbies originales que tienen). Las madres no lo podían creer, las nenas tampoco; se sortearon las cajas y ahora las puedo oír jugar y reírse y descubrir sus nuevas pertenencias felices. Y yo me siento feliz de poder desprenderme de cosas sin que me duela, y que se vuelvan sonrisas en mis vecinitas.

2 comentarios:

Lonicera dijo...

Lindísimo. Me da vergüenza confesar que yo todavía tengo un par de botines minúsculos para bebé recién nacido de cuero blanco con decoraciones, que compré en un mercado de pulgas en 1972 en Buenos Aires - por la misma razón que vos. El blanco es ya amarillento, y cuando los miré la última vez hace algunos años me di cuenta que las decoraciones habían sido hechos con marcadores de colores, no pintados formalmente.. Y ahí están.
Caroline

Ana Sosa M. dijo...

Que bonito!! Te entiendo, eso de desprenderse de las cosas de uno nunca es fácil. Mi mamá está vendiendo nuestra casa, donde viví 20 años de mi vida y se puso como loca a vender y botar mis vainas (yo no estoy ni siquiera en Venezuela) y me iba dando un soponcio por teléfono, la quería matar, ¡qué dificil! Pero la verdad es que hay que hacerlo. Que lindo en tu caso que les hiciste el año a esas niñitas con las barbies, que bonito de verdad! Te felicito :)

Un abrazo! Tienes mi blog abandonado!! Jajaja...

Ani