Déjà vu lactante
Ayer tuve que hacer acto de presencia en un
ritual popular llamado "fiesta de un año del bebé de una amiga" y,
rodeada de ese mundo de cochecitos, chizitos, sopresitas, mocos y Sapo Pepe, tuve un déjà vu... de golpe me di cuenta de que la situación se me presentaba similar a una de cuando tenía 12 años, cierta vez que nos rateamos con
las chicas y terminamos en una farmacia/supermercado mirando toallitas (no
había shopping en Posadas por aquel entonces) y todas empezaron a señalar las
que usaban y a decir cosas de las alas, los geles, los tampones desvirgantes y
demás… y cuando me preguntaron qué marca usaba yo, bajé la cabeza, me puse
colorada y con mucha mucha vergüenza y pena confesé que no me había venido
todavía. Inmediatamente, me consolaron (?) sosteniendo que ya me iba a llegar
(???), pero claro, me sentía un marciano o, como recuerdo haberle dicho a madre
en ese momento: “como una cucaracha entre hormigas”.
Y ayer me sentí parecido, pero sin vergüenza ni sonrojación, pero sí como una especie de marciana que
no cambia pañales ni esteriliza tetinas ni conoce de pediatras y piensa que
caca es caca, no un test de Rorschach bioquímico a descifrar… igual no es un
tipo de marcianitud que me desvele, ojo, por mí que siga esperando, todavía no
conozco Europa. Más bien diría que, pasada la incomodidad de un principio, esta vez fui una cucaracha con lentes de sol y stráss en el lomo.
Comentarios