Detesto ser mujer
Una vez al mes me inflo como una esponja y hasta la última gota de líquido que ingiero se las arregla para atrincherarse dentro mío e irme abultando. No me entran los zapatos, ni la ropa, no los anillos y hasta las chabombas pueden lograr que se me corte la circulación. Entonces me deprimo, y si bien en otra época, estos días serían esos en los cuales comería chocolate y tomaría coca sólo por ser feliz un ratito, ahora que doña dieta se impone (y no estoy de viaje) me conformo con un mate endulzado con yuyos. Estos días también son esos en los que me siento una lechuga en el fondo del cajón, mustia y putrefacta, vieja y horrible y si abro una revista y veo una modelo me largo a llorar. Las odio. Odio que sean así de flacas y con esas panzas todas chatas pero tienen tetas y quince años. Yo a su edad era un bofe que jugaba a las muñecas a escondidas con mis vecinitas de nueve que eran las únicas que no se reían de mí por jugar a las Barbies a esa edad (mientras mis compañeras de colegio ya se portaban cuales bataclanas) y soñaba casarme con un Backstreet Boy (Kevin preferentemente).
Pero lo que más más odio de estos días es engordar. Me pesé. Aumenté un kilo setecientos; y lo escribo en vez de expresarlo en numeritos porque impacta menos. Peso setenta y cinco kilos setecientos gramos. Y no hay derecho. Más allá del reino de permitidolandia, tampoco me porté peor que otras veces (inclusive podría decir que me porte bastante mejor). En fin, sólo me resta esperar a que venga un estrujador gigante y seguir comiendo sopa sin sal.
Pero lo que más más odio de estos días es engordar. Me pesé. Aumenté un kilo setecientos; y lo escribo en vez de expresarlo en numeritos porque impacta menos. Peso setenta y cinco kilos setecientos gramos. Y no hay derecho. Más allá del reino de permitidolandia, tampoco me porté peor que otras veces (inclusive podría decir que me porte bastante mejor). En fin, sólo me resta esperar a que venga un estrujador gigante y seguir comiendo sopa sin sal.
Comentarios
Entiendo perfectamente lo que te sucede, como cualquier otra mujer del mundo te entiende. Las hormonas toman control, y uno se expande y expande... y sólo son líquidos.
Ya vendrán días mejores, donde volverás a ser la Mariana normal y "sin líquidos agregados".
con respecto a los líquidos, coincido con Vane, es algo temporal! a disfrutar del mate con hierbas y las galletas de arroz rellenas con pseudo dulce de leche! ja
kissesss