No me peso nada
Estoy de turista en casa de mi madre. La balanza se quedó sin pilas, así que lo tomo como un presagio del desastre cometido y postergo la intriga hasta mañana. (¿evasiva yo?). Si ya sé que me va a decir que engordé, ¿para qué torturarme con sus numeritos hoy domingo, día deprimente sin que lo ayuden? No. Mejor espero a mañana lunes, cuando vuelva a mi rancho, y me enfrente a la balanza de médico heredada de mi viejo, que te bate la justa sin anestesia.
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