Los supervisores

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Era hora

Cuando terminé la secundaria, como ya conté, me fui a vivir a Tucumán a estudiar Arqueología. A mitad de año, me di cuenta de que era muy urbana para pasarme la vida en medio de la Puna, comiendo arvejas y sandwiches de mortadela, sin internet o señal en el celu, y que algún día iba a querer casarme y tener hijos (de acá a mil años, pero bue) y que iba a querer estar en casa a las ocho para ayudarlos con la tarea, lavarles el guardapolvo y demás cosas que hacen las madres. Entonces, decidí cambiarme a inglés, cambio que concreté un año y medio después por circunstancias que no vienen al caso. Pero mientras, yo era la boba del curso, porque no me interesaba un pito la carrera, y vivía de joda. Cuando me cambié a inglés venía bárbaro, hasta que empezaron los paros y de golpe y porrazo, me quedé libre en una materia lo cual me obligó a pasarme un año cursando solamente esa, porque no se podía hacer nada de segundo si no tenía todo lo de primero. Resultado, con todo el dolor y el odio, me volví a mis pagos, de los que me había ido cuatro años antes jurando nunca volver.
Y hoy, hace cuatro años de esto, y cuatro por cuatro, me banqué vivir en una ciudad que odio, en la que nunca me sentí a gusto y que me ahoga. Pero hoy, todo eso dijo basta y me sentí realizada. ¿Por qué? Bueno, porque hoy fui a mi facu, y la profesora encargada de corregir mi tesina me dijo que está muy buena, que no hay errores graves, que son opciones, y que mañana la entrega para que ya pueda dar la presentación oral. Así que gente, con toda la chochera les puedo decir que hoy, después de haberme sentido estúpida por mucho tiempo, viendo como se recibían otros y yo no, hoy me siento una genia total, y lo quería compartir. Ahora a preparar la defensa, con video, música, show y lemon pie. Mucho pero mucho lemon pie.

No hay comentarios: