Los supervisores

sábado, 4 de septiembre de 2010

Prohibido viajar

Hace un par de años, yo miraba de forma diaria el programa "Cuestión de Peso" por dos razones:
1-Por sentirme identificada con los participantes
2-Para babosearme por Adrián "Suculento" Cormillot.
En uno de sus tantos episodios, don Cormillot padre (al cual vi hace poco en un aeropuerto y les digo que entra en la categoría "viejo sexy" con cuatro estrellas) hablaba de que, si bien cuando uno viaja es difícil mantener una dieta balanceada, siempre se puede pedir una ensalada en vez de una hamburguesa con todo y aceitunas.
Pero hete aquí que para mi no es difícil... para mi es IMPOSIBLE no comerme una pizza cuatro quesos con Mirinda/cerveza (depende del momento del día), o entrar a un McDonals y repetir con placer "quiero un big mac y sí, agrandame el combo".
Como habrán podido o pueden leer que me pasó cuando fui a Buenos Aires, mi autocontrol zen de no comer un choto o de comer ensaladitas y sopas se desvanece ni bien cruzo el límite político de mi ciudad. Inclusive, es gracioso que en el bondi no pruebe bocado de las bandejas maquiavélicas esas (aunque la verdad, al que se le antojan esas cosas tiene un toscano en el paladar), pero en un nivel filosófico puedo decir que es como una cápsula geo-política que me traslada del punto A al punto B.
Retomando, una vez que bajo del cole, se me agudizan los sentidos, y cada partícula de aceite y cáda átomo de carbohidrato circundante me seducen. Cada vez que viajo, le meto los cuernos a mi dieta con cuanta promiscua comida engordante encuentro.
Confieso que he pecado, viajé a Chaco y Corrientes y tomé capuccino y le puse tres sobres de azúcar (sí, azúcar), comí pizza cuatro quesos y margarita, tomé Mirinda y Coca, comí galletitas de chocolate y tomé mate dulce. Mañana la balanza me va a castigar... lo sé. Y yo, como pérfida pecadora, me azotaré la espalda con una rama de apio suplicándole a los ángeles de la delgadez y el fitness que no me dejen ser tan débil la próxima vez.


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Pd: Gracias a los diez divinos que me siguen. Está bueno saber que hay alguien ahí leyendo mis taradupideces.

2 comentarios:

Pablo dijo...

Si si, mucha culpa... pero qué lindo el mientras tanto de todas esas cosas! En mi caso yo puedo seguir comiendo nada de nada salvo que me inviten a un asado, ahi desbarranco hedonístamente... y algo que nunca pero nunca me podrán hacer dejar es el mísero trago de vino que me gusta disfrutar!

Vane en kiwilandia dijo...

ayyy los permitidos de los viajes!! porque es tan dificil comer cosas de la dieta cuando uno sale de sus límites geográficos? porque se antoja uno de comer un big Mac y no una ensalada de la huerta? porque de postre helado triple chocolate y no una barrita de cereal?
Éxitos en la balanza... y no te azotes duro