Los supervisores

sábado, 9 de mayo de 2015

Blablabla Sh Sh Sh

Prefiero la crueldad de la palabra a la tiranía del silencio.
El discurso presenta una variable infinita de posibilidades, ya sea para rebatir opiniones, reforzarlas o simplemente lanzarlas a la vida, al aire, esperando y otorgando tal o cual resultado. En un diálogo, por más sordo que este sea, las palabras pueden encontrarse y batirse a duelo, dejando o no ganadores, pero sí exponiendo sus razones, menciones y motivos. En cambio en el silencio... en el silencio las posibilidades infinitas de desencuentro son tan vastas como las arenas del tiempo... El silencio puede ser llenado por mil y un escenarios que jamás llegarán a ser certezas, siempre vivirán en la eterna nube de las aproximaciones y potencialidades. Lo no dicho es el escarnio de los paranoicos, la tumba de los deseos, el fin del contacto. La angustia de los curiosos. Un nudo en el pecho. El punto inicial al infeliz recuerdo.

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