Los supervisores

martes, 19 de mayo de 2015

Y golpean a tu puerta...

No importa cuánto te niegues a avanzar, cuánto reniegues de tus pendientes ni cuán la sota te hagas de las cosas que quisiste en su momento y dejaste de hacer por mil y un motivos. Tarde o temprano, cuando menos te lo esperes, van a aparecer, todas a la vez, como una seguidilla de señales luminosas en catarata, una atrás de la otra, como una lluvia de estrellas fugaces. Y ahí vas a estar, parada, con una red cazamariposas, tratando de atajarlas todas a la vez, bailando y con una sonrisa en la cara por volverlas a ver, porque las querés y por eso las elegiste,
A la lista de cosas reaparecidas se le suman mis cinco materias para recibirme de Licenciada en Lengua Inglesa (con su respectiva tesis, claro). Sé que volvió ahora porque estoy en un momento mental, laboral y espiritual en el que le puedo hacer frente y tratarla con el amor que se merece. Porque por más que reniegue, amo mi carrera. Y así, una vez más, golpean a tu puerta... es hora de abrir para poder cerrar. Sólo es cuestión de encontrar la llave.

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